miércoles, 29 de febrero de 2012

Mi "primera" vez...

Para todo siempre hay una primera vez, lo hemos oído decir desde siempre y en cualquier situación o aspecto de la vida, eso no quiere decir que esa primera vez sea buena o mala, simplemente es la primera vez, punto.

Sentir una mano juguetona que recorre partes de tu cuerpo que nadie, desde que tu madre te bañaba, ha tocado. Sentir los labios de otra persona en sitios que tus labios no llegan y el nerviosismo con temblores y mariposas en el estómago forman parte de las primeras experiencias sexuales de la mayoría de personas.

En mi caso no fue así, todas esas cosas que deberías experimentar cuando por primera vez sientes que estas haciendo algo, aparte de masturbarte viendo una revista, una película de porno suave o simplemente imaginando a alguien, que crees esta mal y que si tus padres se enteran sera el acabóse, yo no las experimente en lo que para mi fue la primera experiencia hacia lo sexual, después de masturbarme infinidad de veces.

Timbró el teléfono en horas de la tarde, sabía que iba a estar solo así que aprovechó para ejecutar su plan, la conversación empezó como de costumbre, risas van risas vienen cuando de repente el tono de su voz se torno serio pero con un toque de sensualidad y picardía, me hacía preguntas que no comprendía el por qué, yo y mi inocencia de aquel entonces, me preguntaba que tenía puesto, que si no me daba calor la camiseta, que si mi boxer no estaba muy apretado. Yo extrañado por el tipo de preguntas que me hacía decidí seguirle el juego y conteste todo con mucha normalidad, como si me estuviera contestando algún tipo de cuestionario raro.

Después de varias preguntas y de varias respuestas bobas, el decidió indicarme que hacer, al momento de decirme que si me quería tocar un poquito y contarle que sentía, supe por donde iba el agua al molino, al principio me pareció divertido y hacía lo que me decía, pero cuando empezó a contarme lo que hacia y como lo hacia y que sentía, me empezó a parecer un poco retorcido y poco excitante, en ese entonces pensaba que las relaciones deberían ser aburridas y que lo divertido, sucio, atrevido solo pasaba en las películas.

También fue mi primera vez fingiendo, sí! Fingiendo en algo "sexual", no estaba disfrutando el oír su voz diciéndome que si me calentaba que me chuparan las tetillas y que lo tenia casi a explotar, que le apretaba tanto el pantalón que se lo quitó y que estaba listo para recibir una buena... Bueno, lo dejo a su imaginación. Lo único que se me ocurría decir era: Ummm ok, sigue... (en mi mente solo quería colgar y desconectar el teléfono e ir a mi psicólogo).

Después de varios minutos oyendo palabras como: Te gusta como te hago tal cosa, siéntelo, eso es tuyo aprovecha y muchas cosas más que para mi en ese entonces eran unas cochinadas, pecados, inmoralidades; terminó con un Ufffff Uggg Ohh Siii!... Volvió a utilizar el tono de siempre y me dijo, amor estuvo genial, lo repetimos otro día ahora me voy a limpiar, chao!... Y yo me quedé aturdido, me sentí usado, me sentía como la puta mas barata del mercado, no sabía si reírme de la situación o si ponerme a llorar.

Esa noche después de pensarlo bien, me dí cuenta de que fue lo más cerca que estuve a algo sexual con otra persona, que prácticamente era mi primera vez y que algún día iba a contarlo y reírme de lo patético que era.

Y contarlo es lo que hago ahora, varios años después y con algo más de experiencia. No saben la risa que me da recordar aquel día y yo, con mi poca o mejor dicho nada de experiencia, creía que había hecho. Ahora sé que no hice nada ese día, ni siquiera me toqué oyendo lo que él decía hacerme y que todas las cosas que creía pecado, sucias, malas y que nunca haría, posiblemente ya las haya hecho todas y hasta más. Lo que sí se, es que recordar es vivir y empezar a creer que estas envejeciendo.

martes, 28 de febrero de 2012

De citas y otros demonios.


Después de mucho tiempo volví a salir con alguien en eso que llamamos citas, a pesar de haber conocido a una cantidad considerable de personas, no con todas tuve citas, con la mayoría simplemente no hubo ese interés por saber quién era, por conocerle (posiblemente ese fue el error principal para que todo terminara en fracaso) simplemente me fijaba en gestos y comportamientos del aquí y ahora y ya eran suficientes para mi.

En las citas por lo general uno va a cenar, al cine, a algún bar, a un sitio tranquilo o hacer cualquier actividad que no necesite de terceros para disfrutarse y poder hablar y conocerse un poco más ¿no?. Conocí a alguien, la idea era no conocer a nadie por un tiempo, pero a veces no puedes evitar esas cosas. Así que lo conocí, no tenía ninguna intensión, ni nada en mi mente, solo hablamos un rato, yo estaba un poco tímido pero al final nos gustamos. Él vive cerca a mi casa, lo suficiente como para decirle vecino, tiene algo sexy en el, es alto, tiene una apariencia un poco ruda, barba descuidada, pelo castaño alborotado, sonrisa picara con toques de ternura, ojos verdes misteriosos y brillantes, es una combinación de niño hombre y me gusta.

Pues bien, en esas me encuentro, conociendo a esta persona y dejando que me "conozca" tratando de ser auténtico, en cada oportunidad resaltando cosas que me gustan y las que no, escuchando atentamente las que a él le gustan y las que no, haciendo preguntas, dando respuestas, etc. El problema para mi en estos momentos con esto de las citas e irse conociendo, es que estoy falto de practica, me siento like a virgen de nuevo, bueno no tanto así, pero me siento como el adolescente que esta saliendo por primera vez con alguien que le gusta y todo le sale mal, comienza a actuar "natural" pero en realidad queda como un retrasado mental porque los nervios caprichosos deciden apoderarse de el justamente cuando tiene al frente a esa persona, no sé si es porque me gusta o solamente estoy fuera de forma en este campo, pero cada vez que nos vemos algo pasa y me hago quedar en ridículo o algo así. Nuestra primera cita, según yo (sin contar el día que nos conocimos), fue en su casa, la idea era ver una película, comer algo y posiblemente darnos besitos. Todo iba bien, ordenamos sushi, me encanta el sushi, escogimos una película ligera, de esas que no hay que prestar mucha atención para entenderla o reirse con ella, un par de tragos y palomitas de maíz. Llego el sushi y mi mente, que en ese momento solo estaba registrando cada detalle del rostro de él, me sacó de un brinco de ese registro para recordarme que yo no puedo comer con esos palitos chinos endemoniados, soy zurdo y mis dedos son torpes, no logro coordinarlos y mucho menos controlarlos (como lesbiana hubiese sido un fracaso), el sudor comenzó a acompañarme mientras tímidamente sacaba los palitos diabólicos y fingía interés en la película, no estaba entendiendo absolutamente nada, mis ojos apuntaban a la pantalla pero en realidad estaba rezando para que en ese momento temblara la tierra y tuviéramos que salir corriendo y olvidarnos del sushi y esos palitos imposibles; yo como buen amante de la comida, siempre me las arreglo para disfrutar del sushi, pido palitos para principiantes, esos que viene arreglados en la punta superior para que queden como una pinza y sea solo cuestión de soltar y apretar a la hora de utilizarlos o si estoy en mi casa solo, la mano es mi aliada o un tenedor o cualquier cosa, nadie me ve, el fin es llevarlos a mi boca. Nunca había pensado en la posibilidad de que en algún momento iba a tener que utilizar mis "habilidades" con los palitos incontrolables esos delante de alguien que, para colmo me gusta!. Creo que pasaron 10 o 15 minutos y yo estaba estático mirando fijamente la pantalla y tratando de pensar (mientras rezaba) como salir de esa situación, odié a mi mano mongólica. Ya ante la sospecha de que algo no andaba bien me tocó explicarle que nunca había podido dominar esos palitos indeseables, él, como ya lo había hecho mi mejor amiga, intentó enseñarme la técnica para agarrar y maniobrar con esos palitos de mierda, lo intenté, casi lo logro pero el resultado siempre es el mismo, se me cae el sushi antes de llegar a la boca o lo dejo caer en la salsa de soya, no me sorprendería que un día le saque un ojo a alguien con uno de esos palitos peligrosos e indomables. Él muy amablemente se ofreció a darme el sushi en la boca, un gesto muy bonito y algo romántico, pero en realidad yo quería que se abriera un hueco gigante y me tragara la tierra, yo sugerí el sushi y terminé como un idiota que no es capaz de utilizar correctamente los dedos para llevarse un trozo de sushi a la jodida boca, tragame tierra por favor!. Una vez superada esa vergüenza insólita, todo continuo normal y mejoró conforme la película avanzaba.

Como el plan de conocer a alguien requiere de ir a diferentes sitios con esa persona, fuimos a cine. Todo iba como se suponen que deben ir las cosas, charla, comida, escoger la película, etc. Mientras charlábamos yo comencé a ver borroso y con puntos blancos, estaba distraído por eso y creo que actué como si estuviera drogado, pero no le di mucha importancia. Entramos a la sala, comenzó la película e inmediatamente sentí que dentro de mi cabeza explotó una bomba dejando a mis sesos y neuronas aturdidos ¡hola querida migraña!. No lo podía creer, justo ese día, en ese momento me da migraña, aguanté hasta donde pude, después el dolor me hacía retorcer en la silla, mi mano no dejaba de sobar mi ojo y yo solo quería arrancarme la cabeza, pegarme un tiro, vomitar, gritar que apagaran la proyección o cualquier cosa que me distrajera del dolor, fastidio, nauseas y mal genio que provoca la migraña. No le dije nada porque no quería arruinarle la película y quedar como un quejumbroso, pero él al ver mi incomodidad, me sugirió que nos fuéramos a mitad de la película, esta es la hora que no recuerdo que película era, no recuerdo nada solo el dolor que sentía. En el taxi sentía que iba a vomitar lo que había comido, quería llorar hasta que sentí como su mano se acercó a la mía y el simple roce de sus dedos sobre los míos me tranquilizó, me sentí mejor, las nauseas pasaron a un segundo plano, la migraña seguía ahí, pero sus pequeñas caricias discretas en mi mano hicieron que me olvidara del dolor y disfrutara ese momento. Al llegar a casa vomité corazones y me quedé dormido...

Sé que no hemos tenido citas suficientes, sé que las pocas veces que nos hemos visto no han sido las mejores, sé que el debe pensar que tengo algún problema mental o que soy super aburrido (porque por estar distraído con esas bobadas que me pasan no le pongo temas de conversación suficientes). No sé si con él vaya a pasar algo más que "citas" o lo que sea que estamos teniendo, no sé si yo le guste lo suficiente como para seguir soportando la pena ajena que debe sentir cuando me saboteo a mi mismo, no sé nada, no me estoy haciendo imágenes, ni sacando conclusiones, solo dejo que las cosas sean, olvido mis momentos raros con él y sí el no ha salido corriendo quizás no haya notado que estoy fuera de forma, que no sé como actuar mientras estoy conociendo a alguien.

Lo único malo es que solo esta conociendo la parte mala, rara, loca y extraña de mi. Aunque pensándolo bien, si esas particularidades mías no le molestan tanto y me sigue hablando, llamando, buscando posiblemente sea buena señal. Yo espero que nos veamos de nuevo, quiero verlo, quiero abrazarlo y sentir su barba rozar la mía, sentir su mirada, es una mirada diferente, no tengo ni idea que dicen sus ojos, pero me atraen, tienen un fondo raro y quiero saber de que se trata, que esconden, que quieren, que dicen. Espero que las ganas de verle de nuevo no me vayan a hacer quedar mal como me ha venido pasando y la próxima cita o lo que sea, sea normal, que pueda domar a ese demonio de las citas y esta pase sin inconvenientes, divertida, con roces de manos y muchos besitos.

domingo, 12 de febrero de 2012

Solo o solterón... Esa es la cuestión


Creo que mi padre tiene razón, creo que terminaré siendo el solterón de la familia. Creo que soy masoquista, creo que soy adicto a estar solo, mi soledad se ha convertido en mi amiga, mi amante, mi confidente, mi todo. Creo que mi corazón se convirtió en un cínico más, que disfruta rechazando y desconfiando en los que vienen en "son de paz" y aceptando y confiando en los que no debe para poder sentir el placer de estar solo.

Últimamente a mi se han acercado unas cuantas personas con, según ellos, buenas intenciones. No sé quien les dijo a ellos que estoy buscando buenas intenciones de alguien, no sé de donde sacaron que quiero que se me acerquen, no sé en donde dice que busco ese alguien que recoja todos los pedazos de corazón que andan por ahí tirados y que con curitas de muñequitos vayan uniendo piezas, que con mimos y cariños vayan sanando ese corazón duro, feo, quebradizo, roto, agrietado, oscuro... Quizás se me nota, quizás lo digo inconscientemente, quizás mi cuerpo esta sacando carteles a mis espaldas con señales de auxilio, quizás ellos son unos tontos masoquistas, quizás todos lo somos, quizás yo me veo como victima y en realidad soy el victimario.

Lo cierto es que no confío en esas "buenas intenciones" y en algunos casos mi instinto desconfiado me ha ayudado, si así se le puede llamar, a salir de algunos de esos personajes bien intencionados que resultaron siendo unos aprovechados más, unos ilusos, esos que se acercan brindando "amistad" y en realidad quieren cama, de esos lobitos patéticos que se disfrazan de ovejas inocentes y buena onda para después querer pegarte el mordisco. Créanme que cuando alguien me interesa, me encargo de que se dé cuenta, al parecer algunos confunden la amabilidad con coqueteo, debo admitir que soy un poco coqueto por naturaleza y que intento hacer sentir bien al que me rodea, pero eso no quiere decir que me interese cualquiera y mucho menos que ande buscando encamarme con el primero que se me atraviese con sus "buenas intenciones". Simplemente trato de sonreír con todo el mundo, (hace falta más gente que le sonría a otra, creo que seríamos más felices) pero con estos malos entendidos me estoy ganando varios "amigos" que creen que una sonrisa es una invitación a bajarse los pantalones.

Por otro lado puede que este rechazando a alguien que sí venga con buenas intenciones y yo por el cinismo y falta de capacidad para confiar este perdiendo la oportunidad de por fin encontrar esa relación seria, estable y duradera. No sé si alguno de esos que se han acercado últimamente en realidad venía con intención de solo ser mi amigo y en el camino se enamoró (eso pasa). El problema es que desde que comienzo a sospechar que sus intenciones van más allá de una simple o buena amistad, pongo las cosas en claro, si no estoy interesado en algo más no lo puedo forzar y se alejan con la misma rapidez con la que se acercaron.

Mientras, yo sigo involucrado en curarme solo, en estar conmigo mismo, en quererme más, valorarme mucho más, cuidarme y enfocarme en nadie más que yo. Suena egoísta pero es mejor así por un tiempo, si en ese camino egoísta que estoy tomando aparece alguien que me interese y el interés sea mutuo bienvenido será.

No le temo a estar solo, sé como estar solo, disfruto algunas veces de mi propia compañía y no me desagrada estar solo. Pero siendo realistas, hay momentos y días en que quisieras poder contar con alguien, poder llamar a alguien, poder compartir con alguien ciertas situaciones, ciertas alegrías o tristezas y, la soledad, no es buena compañera en esos casos. La soledad, esa que esta junto a mí en el diario vivir, que cada vez se va acercando más y más con ganas de abrazarme y hacerme perder entre sus brazos fríos y egoístas, a esa compañera de todos y amiga de ninguno, sí le tengo miedo. No estoy diciendo que me siento un solteron que fracasó en el amor y por siempre estaré solo, no. Aun soy joven (y bello) y las posibilidades de conocer a ese alguien se mantienen altas. Pero en estos momentos para bien o para mal mi hobbie es rechazar y apartar a posibles reemplazos de mi querida y temida soledad. Y al final de cuentas no sé si el problema soy yo (el cínico de la soledad) o son esas "buenas intenciones" que se han acercado. Usted que me lee, ¿qué piensa?