martes, 28 de febrero de 2012

De citas y otros demonios.


Después de mucho tiempo volví a salir con alguien en eso que llamamos citas, a pesar de haber conocido a una cantidad considerable de personas, no con todas tuve citas, con la mayoría simplemente no hubo ese interés por saber quién era, por conocerle (posiblemente ese fue el error principal para que todo terminara en fracaso) simplemente me fijaba en gestos y comportamientos del aquí y ahora y ya eran suficientes para mi.

En las citas por lo general uno va a cenar, al cine, a algún bar, a un sitio tranquilo o hacer cualquier actividad que no necesite de terceros para disfrutarse y poder hablar y conocerse un poco más ¿no?. Conocí a alguien, la idea era no conocer a nadie por un tiempo, pero a veces no puedes evitar esas cosas. Así que lo conocí, no tenía ninguna intensión, ni nada en mi mente, solo hablamos un rato, yo estaba un poco tímido pero al final nos gustamos. Él vive cerca a mi casa, lo suficiente como para decirle vecino, tiene algo sexy en el, es alto, tiene una apariencia un poco ruda, barba descuidada, pelo castaño alborotado, sonrisa picara con toques de ternura, ojos verdes misteriosos y brillantes, es una combinación de niño hombre y me gusta.

Pues bien, en esas me encuentro, conociendo a esta persona y dejando que me "conozca" tratando de ser auténtico, en cada oportunidad resaltando cosas que me gustan y las que no, escuchando atentamente las que a él le gustan y las que no, haciendo preguntas, dando respuestas, etc. El problema para mi en estos momentos con esto de las citas e irse conociendo, es que estoy falto de practica, me siento like a virgen de nuevo, bueno no tanto así, pero me siento como el adolescente que esta saliendo por primera vez con alguien que le gusta y todo le sale mal, comienza a actuar "natural" pero en realidad queda como un retrasado mental porque los nervios caprichosos deciden apoderarse de el justamente cuando tiene al frente a esa persona, no sé si es porque me gusta o solamente estoy fuera de forma en este campo, pero cada vez que nos vemos algo pasa y me hago quedar en ridículo o algo así. Nuestra primera cita, según yo (sin contar el día que nos conocimos), fue en su casa, la idea era ver una película, comer algo y posiblemente darnos besitos. Todo iba bien, ordenamos sushi, me encanta el sushi, escogimos una película ligera, de esas que no hay que prestar mucha atención para entenderla o reirse con ella, un par de tragos y palomitas de maíz. Llego el sushi y mi mente, que en ese momento solo estaba registrando cada detalle del rostro de él, me sacó de un brinco de ese registro para recordarme que yo no puedo comer con esos palitos chinos endemoniados, soy zurdo y mis dedos son torpes, no logro coordinarlos y mucho menos controlarlos (como lesbiana hubiese sido un fracaso), el sudor comenzó a acompañarme mientras tímidamente sacaba los palitos diabólicos y fingía interés en la película, no estaba entendiendo absolutamente nada, mis ojos apuntaban a la pantalla pero en realidad estaba rezando para que en ese momento temblara la tierra y tuviéramos que salir corriendo y olvidarnos del sushi y esos palitos imposibles; yo como buen amante de la comida, siempre me las arreglo para disfrutar del sushi, pido palitos para principiantes, esos que viene arreglados en la punta superior para que queden como una pinza y sea solo cuestión de soltar y apretar a la hora de utilizarlos o si estoy en mi casa solo, la mano es mi aliada o un tenedor o cualquier cosa, nadie me ve, el fin es llevarlos a mi boca. Nunca había pensado en la posibilidad de que en algún momento iba a tener que utilizar mis "habilidades" con los palitos incontrolables esos delante de alguien que, para colmo me gusta!. Creo que pasaron 10 o 15 minutos y yo estaba estático mirando fijamente la pantalla y tratando de pensar (mientras rezaba) como salir de esa situación, odié a mi mano mongólica. Ya ante la sospecha de que algo no andaba bien me tocó explicarle que nunca había podido dominar esos palitos indeseables, él, como ya lo había hecho mi mejor amiga, intentó enseñarme la técnica para agarrar y maniobrar con esos palitos de mierda, lo intenté, casi lo logro pero el resultado siempre es el mismo, se me cae el sushi antes de llegar a la boca o lo dejo caer en la salsa de soya, no me sorprendería que un día le saque un ojo a alguien con uno de esos palitos peligrosos e indomables. Él muy amablemente se ofreció a darme el sushi en la boca, un gesto muy bonito y algo romántico, pero en realidad yo quería que se abriera un hueco gigante y me tragara la tierra, yo sugerí el sushi y terminé como un idiota que no es capaz de utilizar correctamente los dedos para llevarse un trozo de sushi a la jodida boca, tragame tierra por favor!. Una vez superada esa vergüenza insólita, todo continuo normal y mejoró conforme la película avanzaba.

Como el plan de conocer a alguien requiere de ir a diferentes sitios con esa persona, fuimos a cine. Todo iba como se suponen que deben ir las cosas, charla, comida, escoger la película, etc. Mientras charlábamos yo comencé a ver borroso y con puntos blancos, estaba distraído por eso y creo que actué como si estuviera drogado, pero no le di mucha importancia. Entramos a la sala, comenzó la película e inmediatamente sentí que dentro de mi cabeza explotó una bomba dejando a mis sesos y neuronas aturdidos ¡hola querida migraña!. No lo podía creer, justo ese día, en ese momento me da migraña, aguanté hasta donde pude, después el dolor me hacía retorcer en la silla, mi mano no dejaba de sobar mi ojo y yo solo quería arrancarme la cabeza, pegarme un tiro, vomitar, gritar que apagaran la proyección o cualquier cosa que me distrajera del dolor, fastidio, nauseas y mal genio que provoca la migraña. No le dije nada porque no quería arruinarle la película y quedar como un quejumbroso, pero él al ver mi incomodidad, me sugirió que nos fuéramos a mitad de la película, esta es la hora que no recuerdo que película era, no recuerdo nada solo el dolor que sentía. En el taxi sentía que iba a vomitar lo que había comido, quería llorar hasta que sentí como su mano se acercó a la mía y el simple roce de sus dedos sobre los míos me tranquilizó, me sentí mejor, las nauseas pasaron a un segundo plano, la migraña seguía ahí, pero sus pequeñas caricias discretas en mi mano hicieron que me olvidara del dolor y disfrutara ese momento. Al llegar a casa vomité corazones y me quedé dormido...

Sé que no hemos tenido citas suficientes, sé que las pocas veces que nos hemos visto no han sido las mejores, sé que el debe pensar que tengo algún problema mental o que soy super aburrido (porque por estar distraído con esas bobadas que me pasan no le pongo temas de conversación suficientes). No sé si con él vaya a pasar algo más que "citas" o lo que sea que estamos teniendo, no sé si yo le guste lo suficiente como para seguir soportando la pena ajena que debe sentir cuando me saboteo a mi mismo, no sé nada, no me estoy haciendo imágenes, ni sacando conclusiones, solo dejo que las cosas sean, olvido mis momentos raros con él y sí el no ha salido corriendo quizás no haya notado que estoy fuera de forma, que no sé como actuar mientras estoy conociendo a alguien.

Lo único malo es que solo esta conociendo la parte mala, rara, loca y extraña de mi. Aunque pensándolo bien, si esas particularidades mías no le molestan tanto y me sigue hablando, llamando, buscando posiblemente sea buena señal. Yo espero que nos veamos de nuevo, quiero verlo, quiero abrazarlo y sentir su barba rozar la mía, sentir su mirada, es una mirada diferente, no tengo ni idea que dicen sus ojos, pero me atraen, tienen un fondo raro y quiero saber de que se trata, que esconden, que quieren, que dicen. Espero que las ganas de verle de nuevo no me vayan a hacer quedar mal como me ha venido pasando y la próxima cita o lo que sea, sea normal, que pueda domar a ese demonio de las citas y esta pase sin inconvenientes, divertida, con roces de manos y muchos besitos.

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